Correspondencia pacifista entre Tolstói y Gandhi

ARGENTINA-

Marcelo Figueroa

El libro “El reino de Dios está en vosotros me abrumó. Me marcó para siempre”. Estas palabras de Mohandas Karamchand (Mahatma) Gandhi, líder y pensador pacifista indio (1869-1948), forman parte de las notas editoriales de la edición en español de esa obra de Lev (León) Nikoláievich Tolstói, novelista y filósofo ruso (1828-1910). Esa edición española publicada por Editorial Kairós en enero de 2010, de un libro indispensable para conocer el personal y profundo peregrinar cristiano del autor de Ana Karenina, Resurrección, y tantas otras obras inmortales, tiene un apéndice muy especial. Se trata de una colección de cartas entre un Gandhi y Tolstói que resultan un verdadero manifiesto pacifista y antibelicista construido de puño y letra entre ambos. Ese breve pero intenso intercambio epistolar se mantuvo entre el 4 de abril y el 10 de noviembre de 1910, es decir a solo diez días del fallecimiento del escritor ruso. En estas líneas, me permito destacar algunos párrafos por su significado, profundidad, cercanía y unión filosófica e interreligiosa entre ambos sobre esa temática.

La carta más extensa y la que tiene más contenido filosófico y espiritual sobre el pensamiento pacifista y antibelicista de Lev Tolstói, es la que le escribe a un Gandhi residente en Sudáfrica, el 7 de septiembre de 1910. Entre sus profundos párrafos se destacan los siguientes: “Cuanto más vivo – sobre todo ahora, cuando siento con claridad la cercanía de la muerte, más me siento inclinado a expresar lo que siento con más fuerza que nada, lo que denominamos la renuncia a toda oposición mediante la fuerza, simplemente implica la doctrina de la ley del amor no pervertida por sofismas…Esta ley fue enunciada por todas las filosofías, tanto india como china, así como judía, griega y romana. Creo que el que la enunció con más claridad fue Cristo, que dijo explícitamente que de ella derivaba toda la ley y los Profetas”. Mas adelante, el autor de” Guerra y paz”, le escribe a su amigo indio que “deberían saber todas las personas razonables, que el empleo de la fuerza es incompatible con el amor, siendo ésta la ley más elevada de la vida, y que tan pronto como se considera permisible y uso de la fuerza, aunque sea en un único caso, entonces la propia ley se negativiza de inmediato. Toda la civilización cristiana, que externamente parece tan espléndida, surge de esta extraña y flagrante contradicción y malentendido, en parte intencional, pero sobre todo inconsciente. No obstante, en el fondo la ley del amor deja de ser válida si se defiende por la fuerza. Y una vez que la ley del amor queda invalidada, deja de existir dicha ley, para dar paso al derecho a la fuerza”. Ya promediando la epístola y resaltando con fe y esperanza esta resistencia no violenta le escribe que “¡Dios está con nosotros, y Dios es más poderoso que el ser humano…Entre la confesión del cristianismo – incluso de un cristianismo deformado como es el que se enseña entre nosotros – y una simultánea creencia en la necesidad de ejércitos y preparativos para ocasionar carnicerías cada vez más grandes, existe una obvia contradicción que clama al cielo, y que tarde o temprano, pero probablemente más pronto que tarde, se revelará a la luz del día en su total desnudez”.

Ya el 10 de noviembre de 1910, Gandhi, sensible conocedor del débil estado de salud de Tolstói, le envió una carta con un libro de un amigo inglés que según él mismo “tiene mucha relación con mi vida, en la medida en que trata sobre la lucha que llevo a cabo y a la que dedico mi vida”. Al tiempo que en su escrito apreciaría mucho la opinión e influencia de Tolstoi para difundir el contenido de la obra, Gandhi le escribe líneas más adelante que “De tener éxito, no solo sería un triunfo de la religión, el amor y la verdad sobre la irreligión, el odio y la falsedad, sino que muy probablemente sirviera como ejemplo para los millones de seres que viven en la India, o para gentes en otras partes del mundo que pudieran estar oprimidas, y que ciertamente significaría un avance de cara a acabar con la violencia, al menos en la India”. La carta, escrita desde Londres a días de regresar a Johannesburgo, culmina con expresiones que demuestran su frustración y riesgos a los que se expone el pacifista indio “Las negociaciones que llevamos a cabo para alcanzar un acuerdo sobre la cuestión podríamos decir que han fracasado, y junto a mi colega regreso a Sudáfrica esta semana, arriesgándome a ser encarcelado”. León Tolsói responde a esa misiva expresándole que “También entre nosotros se deja sentir intensamente esa lucha entre gentileza y brutalidad, entre humildad y amor, orgullo y violencia, sobre todo en el choque entre el deber religioso y las leyes del Estado, expresado en la negación a prestar servicio militar”.

La obra “El reino de Dios está en vosotros” fue censurada en Rusia, aunque corrió de mano en mano de manera clandestina. El pensamiento cristiano, universal, pacifista y no belicista de Tolstói que se desprende en este libro, y en este caso particular de su correspondencia con Mahatma Gandhi, siguen tanto o más vigente que hace más de cien años de que fueran escritos.

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