Griselda Delgado se retira después de 12 años transformadores como obispa episcopal de Cuba

CUBA-

Hace unos días se anunció la jubilación de la Obispa María Griselda Delgado, en la iglesia Episcopal después de 12 años transformadores como obispa de Cuba. Siguiendo el proceso establecido por la Iglesia Episcopal, el Comité Permanente de la Iglesia Episcopal en Cuba supervisará la Diócesis de Cuba hasta que se nombre un Obispo interino en los próximos meses. El obispo interino guiará a la diócesis a través de la elección de un obispo permanente.

Nacida en 1955 en La Paz, Bolivia, la obispa Griselda se graduó de la Universidad Mayor de San Andrés en La Paz en 1981 con una licenciatura en sociología. En 1982 se trasladó a Cuba para ingresar al Seminario Evangélico de Teología en Matanzas, Cuba.

La obispa Griselda permaneció en Cuba después del seminario y fue ordenada como diácono en 1986. Poco tiempo después, llegó a Itabo, Cuba, un pequeño pueblo con poco conocimiento de Jesucristo, para servir en una propiedad de la iglesia con paredes desmoronadas y sin techo, conocida como Santa María Virgen. Se desempeñó como Rectora allí durante los siguientes 20 años, fue consagrada como Obispo Coadjutor de la Diócesis de Cuba en 2010 e instalada más tarde ese año como Obispo Diocesano de la Iglesia Episcopal de Cuba en la Catedral de la Santísima Trinidad en La Habana.

Fue la primera mujer en ocupar el cargo de obispo diocesano tanto en Cuba como en América Latina.

Como obispo, Griselda lanzó una agenda ‘radical’: transformar la Iglesia de un enfoque dentro de sus cuatro paredes a un enfoque basado en la comunidad para el beneficio de todos, independientemente de la religión. A lo largo de los años, la obispa Griselda ha liderado el cultivo de tierras alrededor de las iglesias para proporcionar cultivos y animales para alimentar a las comunidades y proporcionarles semillas para sembrar en cada cosecha. Ella comenzó la instalación de sistemas de purificación de agua y hoy en día hay 38 iglesias que cuentan con estos sistemas, proporcionando agua potable a cientos de miles de cubanos cada año. Durante su mandato, ya través del trabajo de su Programa de Desarrollo Misionero, también dirigió la transformación de iglesias en centros comunitarios vibrantes para todos en la aldea, especialmente para los débiles y vulnerables.

En 2018, la obispa Griselda dirigió con éxito la reunificación y reconciliación de la Iglesia Episcopal en Cuba con la Iglesia Episcopal de EE. UU., después de casi 60 años de aislamiento. Las ceremonias de reunificación celebradas en marzo de 2020 serán recordadas para siempre como un evento fundamental en la historia de las iglesias cubana y estadounidense.

La obispa Griselda ha sido una líder incansable, ha viajado muchas millas a través de Cuba, manejando un equipo de 20 o más clérigos, 51 comunidades y continuando sirviendo como párroco cuando surgía la necesidad. Además, ha sido una voz fuerte para la iglesia cubana en los EE. UU., buscando nuevos socios y simpatizantes.

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