COLOMBIA-
Rafael Castillo Torres-
En nuestro itinerario cuaresmal la Iglesia, en su liturgia, nos propone hoy el pasaje de Mateo 6, 7-15 que nos adentra en una de las prácticas cuaresmales como es la oración.
Para nosotros rezar es manifestar un deseo. El Padre nuestro no es una bella oración para recitarla de carrera, como suele suceder. Es la “expresión de los deseos que mandan en nuestra vida”. Dios no quiere que hablemos mucho en la oración. Lo que importa son las convicciones que determinan nuestra conducta y organizan nuestros hábitos de vida. Esas convicciones son las que expresa el Padre nuestro y sobre las cuales debe haber una clara precisión:
1°) Que el nombre santo de Dios no sea jamás utilizado para lo que no se debe utilizar: para legitimar poderes o la falsedad, tranquilizar conciencias perversas, justificar violencias…
2°) El deseo de la llegada del Reino, es decir, que los criterios del Evangelio impregnen este tejido social.
3°) Que se haga lo que Dios quiere, no lo que interesa a quienes tienen poder para imponer sus intereses.
4°) El Padre quiere que no nos falte el PAN: que no nos falte *lo indispensable para vivir con dignidad*.
5°) Y sobre todo, quiere que seamos capaces de PERDONAR. Nos interesa mucho en una nación enferma como Colonbia cuyas patologías no son pocas. Porque la medida del perdón que demos, será exactamente la que recibiremos. El que no perdona no tiene perdón. “La capacidad de perdonar mide nuestra capacidad de amar”, de ser buenas personas, de vivir como gente que pasa por la vida haciendo el bien.
Este es el núcleo central del evangelio de Jesús cunado nos exhorta a la misericordia. Dios bendiga nuestra jornada de trabajo y de servicio.
El autor es sacerdote. Director del Secretariado Nacional de Pastoral Social Cáritas, de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC)