Devocional por la mañana preparado por los jóvenes de Nicaragua. (Juventud AIPRAL)
EL SALVADOR-
Jóvenes procedentes de las iglesias Presbiterianas y Reformadas de América Latina, representados por líderes de México, Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua, participaron en el encuentro de planificación en el Programa de Acompañamiento para la paz, en San Salvador, del 27-29 de Abril de 2017.
El programa es llevado adelante por los departamentos de Justicia y Comunión y de Jóvenes con colaboración del Secretario Ejecutivo. Bajo el lema “la Justicia de Cristo: Paz en tu comunidad”, se articulan diversas estrategias para la construcción de una cultura de paz y justicia en nuestras sociedades latinoamericanas, castigadas por la pobreza y la desigualdad, que dan lugar a la violencia y la destrucción de la trama social.
Como resultado del encuentro se dio a conocer una declaración de jóvenes y mujeres de AIPRAL-Alianza de Iglesias Presbiterianas y Reformadas de América Latina.
Damos a conocer la declaración completa:
Celebramos este tiempo compartido en que hemos sido desafiados por los problemas comunes que enfrentan nuestros países mesoamericanos.
Esas dificultades – entre las que se encuentra la violación de los Derechos Humanos de las y los migrantes, la escasez de pan, el desempleo, la falta de acceso a la educación, el crimen organizado, el tráfico de personas y estupefacientes – hacen que no podamos hablar de paz sin justicia. La falta de justicia en nuestras sociedades centroamericanas nos lleva a levantar la voz para denunciar estas lamentables condiciones en que se encuentran nuestros países y que afectan especialmente a nuestras niñas y niños, jóvenes, mujeres, adultos mayores y personas con discapacidad.
Así mismo, esta coyuntura nos compromete con nuestros pueblos en la lucha a favor de la paz con justicia, tal como nuestra fe bíblica nos impulsa a dar testimonio del Shalom de Dios, colocándonos en la práctica cotidiana de la justicia; es decir, en el ejercicio de un imperativo ético que llama al poderoso a dejar de imponerse y abusar del débil, y en lugar de eso, es exigido a cuidarlo y defenderlo.
En ese sentido, nuestra fe nos impulsa a levantar la voz por los que no tienen voz, a luchar por los menos favorecidos y por quienes han sido eliminados y condenados a la muerte segura dentro de este sistema económico injusto (Proverbios 31:8-9), que hace que la violencia se reproduzca a niveles sistémicos nunca antes vistos en nuestros países latinoamericanos.
De ahí que nuestras iglesias estén llamadas a constituirse en un ejemplo de lucha a favor de la justicia social, la paz y la no-violencia. Creemos que la justicia de Cristo es el corazón de la paz en nuestras comunidades, y que la juventud está desafiada a proponer herramientas que den respuestas a las injusticias que acosan a nuestros pueblos.
En este sentido, queremos producir materiales teológicamente coherentes con esa realidad que estamos denunciando. Finalmente, deseamos comprometer a nuestras iglesias en este proceso de la lucha por la paz con justicia y dignidad, que sin duda dará vitalidad a nuestras iglesias”