Del porqué de una Plataforma de Universidades Cristianas protestantes de América Latina

Barraza en su ponencia (UNEV)

Barraza en su ponencia (UNEV)

REPUBLICA DOMINICANA.

Por Hellis Barraza- vicerrector académico de la Corporación Universitaria Reformada de Colombia- ponencia inaugural del lanzamiento de Plataforma Qonakuy-

¨Tenemos la sensación de que incluso en el caso de que se llegaran a responder todas las preguntas científicas posibles, los problemas de la vida seguirían totalmente intactos. ¨

Ludwig Wittgenstein

Con el presente trabajo no pretendo establecer una hoja de ruta como respuesta a la pregunta del porqué de una plataforma de universidades cristianas protestantes de América latina, más bien prefiero plantear retos, desafíos, interrogantes que debemos enfrentar las universidades a partir de tres autores Peter Watson, La edad de la nada, Klaus Schwab, La cuarta Revolución industrial y Yubal Noah Hararí, Homo Deus.

Peter Watson autor de trece libros, editor de New Society corresponsal del Times en Nueva York. A partir de su obra La edad de la nada, establece lo siguiente:

En el mundo que vivimos, la información es casi como el aire que respiramos: tan abundante como volátil. La información que producimos en la red en solo 2 días supera a la cantidad total de información que toda la humanidad produjo hasta el año 2003. De hecho, en el último minuto se han publicado 27 mil fotos en Instagram, se han lanzado más de 235 mil Tweets, se dieron más de 3 millones de me gusta en Facebook, se subieron casi 700.000 archivos en Dropbox y se enviaron unos cien millones de correos electrónicos

En los últimos treinta años se ha asistido, en algunas regiones del mundo en vías de desarrollo, a toda una serie de mejoras espectaculares. No obstante, el Programa de las Naciones Unidas para el desarrollo (PNUD) informa que el progreso registrado en el mundo a lo largo de la pasada década ha sido de carácter más bien errático, registrándose además varios reveses: 54 países (20 de ellos en África) son hoy más pobres que en el año 1990; en 34 naciones ha descendido la esperanza de vida; y en 21 se ha reducido el índice de desarrollo humano. En el continente africano, la evolución de las cifras del sida y del hambre está registrando un aumento de su tendencia. La brecha que separa las condiciones de vida de las sociedades ricas y las pobres se está ensanchando.

El análisis de los datos relativos a las sociedades de todo el mundo ha revelado que es efectivamente posible predecir con notable precisión el grado de énfasis que la gente vaya a conceder a la religión. Así como su nivel de implicación en las conductas de carácter religioso, tomando como base el horizonte económico de una sociedad y otros indicadores de desarrollo.

Pippa Norris y Ronald Inglehart en Sacred and Secular: religión and Politics Worldwide (2004) sostienen que la igualdad de circunstancias y la experiencia de crecer en una sociedad escasamente segura acabará por incrementar la importancia de los valores religiosos, mientras que, a la inversa, las vivencias asociadas con las sociedades dotadas de una mayor seguridad vendrán a disminuirla.

El que vive en las sociedades industriales avanzadas crecerá en un ambiente cada vez más indiferente a las instituciones y a los líderes religiosos tradicionales, mostrándose menos dispuesto a participar en actividades de índole espiritual. No debería sorprendernos que las naciones ricas se vuelvan más laicas mientras el conjunto del mundo se hace más religioso.

Por otro lado, En el plano bíblico teológico Darío Barolín afirma:

Así como la fe en el Señor está firmemente basada en una organización social, igualmente el seguir otros Dioses también sustenta una determinada organización social, cultural y política. La modernidad occidental tiende a separar una cosa de la otra, sin embargo, en el texto bíblico se hace una comprensión mucho más rica y compleja que la nuestra, se muestra la indeleble e innegable relación entre la fe en YHWH y la organización social. El pacto de Dios con su pueblo después de la experiencia salvífica de la esclavitud está basado en un compromiso de adhesión al Dios que los liberó de la opresión (Ex 20:2) y al mismo tiempo a una organización social orientados en la justicia (Éxodo 19-24). Darío Barolín 2017 estudio bíblico Jeremías 10.

El porqué de una plataforma de universidades cristianas protestantes en América Latina

Las Universidades que hoy nos reunimos, hemos sido inspiradas en la fe cristiana y debemos pensar en la responsabilidad que como entes de educación superior tenemos frente a los desafíos que el actual contexto global nos presenta. Debemos examinar el rol que cumpliremos frente al proceso de deshumanización con el que la cuarta revolución industrial, con sus nuevas tecnologías al servicio del sistema económico global, pone en riesgo la vida en el planeta.

Desafíos del mundo actual

Religión y Ciencia.

La consideración de religión, ciencia y fe parecieran ser temas acabados, agotados y propios del siglo 20, es decir, pasados de moda, sin embargo, hoy más que nunca son temas que en el marco de las universidades son relevantes para ser considerados como necesarios de tener en cuenta, ya que de ello va a depender el camino que tomemos frente a los desafíos que tanto la ciencia como la religión nos plantean a la fe que profesemos.

¿Qué senderos, las universidades cristianas y protestantes tomamos para hacer frente al mundo laico post- religioso que nos toca y edificar en él realidades constructivas?, estamos de cara a lo que se ha llamado la “apoteosis de la secularización”

En su libro, “La edad de la nada” Peter Watson nos describe que el 15 de julio de 1972 a las 15:32 con la caída dinamitado del proyecto urbanístico de Pruitt-igoe en San Luis, Misuri, el historiador de la arquitectura Charles Jencks señala que en ese preciso instante se produjo el fin del modernismo, iniciándose la fase de transición conducente al postmodernismo, aquella demolición supuso el punto final de los ideales abstractos, además del campo de la arquitectura había comenzado a operar en todas partes una ética y una estética nuevas, aceptándose sin ambages el carácter efímero, fragmentario, discontinuo, y caótico de la vida moderna, se asistía a una crítica de la forma de vida occidental señalando su propensión a desentenderse del otro.

Nos encontramos ante la lógica cultural del capitalismo tardío, caracterizado por impulsar una búsqueda crecientemente frenética de los placeres mundanos (cada vez más variados y accesibles) con lo que, en el mundo material en el que nos encontramos inmersos, el consumo está llamado a constituirse en el sustantivo de las formas transmundanas de alivio y salvación.

La permanente incertidumbre y agitación del capitalismo tardío constantemente propulsado por los avances tecnológicos, el deseo de novedad será tan intenso que las nuevas modas e ideas ¨quedaran anticuadas antes de poder osificarse y transformarse en costumbre¨ el perpetuo carnaval del consumo, en el que la información o los hechos son tan abundantes como los objetos (y se hayan sujetos al mismo e incesante proceso de modificación), en el que medias verdades y las medias mentiras de la publicidad asignan un conjunto de criterios cínicos al discurso público, en el que en cualquier caso los hechos y los acontecimientos de los noticiarios cambian con tanta rapidez que nadie es capaz de reabsorber nada ni de conferirle ninguna clase de totalidad… En tales circunstancias los sistemas de creencias precocinados parecen imbuidos de un atractivo innegable.

En el plano religioso estamos frente a toda una serie de modalidades de espiritualidades nuevas, siendo definidas, calificadas como formulas post-religiosas, post dualistas y categorizadas, en conjunto como creencias cuasi religiosas. Lo característico de este tipo de creencias es el hecho de que bebieran tanto de fuentes anteriores al cristianismo, como ajenas a él, circunstancia que vendría a determinar que la gente terminara apartándose de la religión, entendida como una práctica anclada en un culto organizado y dotada de un conjunto de creencias sistemáticas enmarcadas en el ámbito de una institución, – para pasar a valerse de una ¨espiritualidad¨ hecha a la medida de cada cual, al margen de estructuras formales, y que al estar basadas en la experiencia carecía tanto de doctrina como de cualquier aspiración de coherencia filosófica.

Estos fenómenos están constituidos por retazos de ideas diversas, tomadas una a una por quien más tarde habrá de integrarlas en su creencia, y van siendo recogidas a medida que la persona avanza en su particular peripecia experiencial. Otro de sus rasgos es el hecho de que presenten notables semejanzas y también diferencias con las religiones tradicionales, lo que

ha determinado que todavía no se haya podido establecer con claridad si se trata de creencias cuasi religiosas o post-religiosas.

Nueva Revolución Tecnológica.

Klaus Schwab alemán fundador y director general del Foro Económico Mundial, organización internacional sin ánimo de lucro que busca fomentar la cooperación entre los sectores públicos y privados nos presenta en su libro “La cuarta revolución industrial” uno de los tantos retos de hoy en día, es cómo entender y dar forma a la nueva revolución tecnológica, que supone una transformación de la humanidad, es una revolución que está cambiando de manera fundamental la forma de vivir, trabajar, y relacionarnos unos con otros, estos cambios en su escala, alcance y complejidad no encuentra parecido a nada que la humanidad haya experimentado antes.

El reto es cómo orientar la Cuarta Revolución Industrial que comenzó a principios de siglo. Las nuevas tecnologías y enfoques están fusionando los mundos físico, digital y biológico de maneras que transformarán a la humanidad en su esencia misma. Del modo en que abordemos los riesgos y oportunidades que vayan surgiendo dependerá lo positiva que esta transformación pueda llegar a ser.

La Cuarta Revolución Industrial se basó en la Tercera Revolución Industrial, conocida también como Revolución Digital, que dio pie a la proliferación de los ordenadores y la automatización de los registros, pero la nueva ola transformadora difiere de sus predecesores en varios aspectos clave. En primer lugar, las innovaciones se pueden desarrollar y difundir más rápido que nunca. Segundo, la reducción de los costes de producción y al auge de las plataformas que reúnen y concentran actividades de diferentes sectores aumenta los rendimientos de escala. Tercero, esta revolución global afectará a todos los países (y será moldeada por ellos), con un impacto a nivel de sistema en muchas áreas diferentes.

La Cuarta Revolución Industrial tiene el potencial de empoderar a personas y comunidades a medida que cree nuevas oportunidades de desarrollo económico, social e individual. Pero también puede causar la marginación de algunos grupos, exacerbar la desigualdad, dar origen

a nuevos riesgos para la seguridad y socavar las relaciones humanas.

Para aprovechar las oportunidades y evitar sus riesgos, debemos ponderar cuidadosamente las interrogantes que plantea: reconsiderar nuestras ideas sobre el desarrollo económico y social, la creación de valor, la privacidad y la propiedad, y hasta la identidad individual. Tenemos que abordar como individuos y colectivo los problemas morales y éticos que pone por delante la investigación de vanguardia en inteligencia artificial y biotecnología, cuyos hallazgos harán posible una importante extensión de la vida, el diseño de los bebés y la extracción de la memoria. Y tenemos que adaptarnos a nuevos modos de conocer personas y alimentar relaciones.

No se puede sobrestimar la escala del reto. La Cuarta Revolución Industrial podría llevarnos a formas de aumento de las capacidades humanas que nos hagan cuestionar la naturaleza misma de nuestra existencia, y más pronto de lo que podríamos imaginar.

Pensemos en cómo la tecnología móvil ya ha cambiado nuestras vidas y relaciones. A medida que la novedad de las prendas tecnológicas o wearables abra paso a su necesidad cotidiana (y más tarde, cuando se conviertan en tecnología integrada a nuestras vidas), ¿perderemos la oportunidad de hacer pausas, reflexionar y participar de conversaciones significativas y sustanciales? ¿Cómo cambiarán nuestra vida interior y la de quienes nos rodean? Se trata de preguntas de peso sobre las cuales probablemente aumente la intensidad del debate en los años venideros. Por supuesto, la tecnología no es una fuerza exógena sobre la que los seres humanos no tengamos control.

Todo lo anterior nos invita a examinar las implicaciones prácticas de las nuevas tecnologías y descubrimientos científicos, de acuerdo con lo argumentado por Yubal Noah Hararí, profesor de historia en la Universidad de Jerusalén, en su libro Homo Deus.

El profesor Yubal continúa su explicación con tres acontecimientos prácticos en el siglo 21 que considera pondrán en obsolescencia creencias religiosas y las instituciones políticas:

Los humanos perderán su utilidad económica y militar.

El sistema seguirá encontrando valor en los humanos colectivamente, pero no en los individuos.

El sistema seguirá encontrando valor en algunos individuos, pero estos serán una nueva élite de superhumanos mejorados y no la masa de la población.

La primera (que los avances tecnológicos harán que los humanos sean inútiles desde el punto de vista económico y militar), había valor en cada par de manos que podían sostener un rifle o tirar de una palanca, la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano reconocía que todos los ciudadanos tienen igual valor e iguales derechos políticos, útil tanto en el campo de batalla como en la fábrica, sin embargo, en el siglo XXI la mayoría de los hombres y las mujeres podrían perder su valor militar y económico, ya que a través de los años han desaparecido los reclutamientos masivos de las dos guerras mundiales, en cambio los ejércitos más avanzados del siglo XXI se basan más en tecnologías de última generación en lugar de carne de cañón ilimitada, fuerzas de alta tecnología dirigidas por drones sin piloto y ciber-gusanos están sustituyendo los ejércitos de masa del siglo xx, y los generales delegan cada vez más decisiones a los algoritmos.

En la esfera económica, la capacidad de sostener un martillo o de pulsar un botón se está volviendo menos valiosa, ahora robots y ordenadores nos están dando alcance, los humanos corren el peligro de perder su valor porque la inteligencia artificial se está desconectando de la conciencia. Algoritmos no conscientes podrían superar pronto la conciencia humana en el reconocimiento de pautas o patrones, esto plantea una pregunta: ¿qué es lo realmente importante: ¿La inteligencia o la conciencia? Para ejércitos y compañías comerciales la inteligencia es obligatoria, pero la conciencia es opcional.

Algunos economistas predicen que, más pronto o más tarde, los humanos no mejorados serán completamente inútiles. ¿Qué harán los humanos conscientes cuando tengamos algoritmos no conscientes y muy inteligentes capaces de hacer casi todo mejor? ¿Cuándo los algoritmos sin mente sean capaces de enseñar, diagnosticar y diseñar mejor que los humanos, ¿qué

haremos?

Los humanos tienen dos tipos básicos de capacidades: capacidades físicas y capacidades cognitivas. Mientras las maquinas solo competían con nosotros en capacidades físicas, siempre fue posible encontrar tareas cognitivas que los humanos hiciesen mejor. Pero ¿qué ocurrirá cuando los algoritmos sean mejores que nosotros recordando, analizando y reconociendo pautas?

En el siglo XXl podemos asistir a la creación de una nueva y masiva clase no trabajadora; personas carentes de ningún valor económico, político o incluso artístico, que no contribuyan en nada a la prosperidad, al poder y a la gloria de la sociedad. Esta clase inútil no solo estará desempleada: será inempleable.

La segunda amenaza, el sistema seguirá encontrando valor en los humanos colectivamente, pero no en los individuos. El sistema privará a los individuos de su autoridad y libertad, las nuevas tecnologías podrían invertir la revolución humanista, despojando a los humanos de su autoridad y confiriendo en cambio poderes a algoritmos no humanos, las ciencias de la vida han llegado a la conclusión de que los organismos son algoritmos, desmantelando el muro que separaba lo orgánico de lo inorgánico; somos muchos los que cedemos nuestra privacidad y nuestra individualidad, publicamos todo lo que hacemos, vivimos conectados a la red y nos ponemos histéricos si la conexión se interrumpe aunque sea solo unos minutos.

La tercera amenaza, algunas personas seguirán siendo indispensables e indescifrables, pero constituirán una élite reducida y privilegiada de humanos mejorados, la mayoría de los humanos no serán mejorados y constituirán una casta inferior dominados por los algoritmos informáticos como por los nuevos superhumanos.

Si los descubrimientos científicos y los avances tecnológicos dividen a la humanidad en una masa de humanos inútiles y una pequeña élite de superhumanos mejorados o si la autoridad se transfiere completamente a algoritmos muy inteligentes, ¿Qué nuevas religiones o ideologías podrían llenar el vacío resultante y guiar la evolución subsiguiente de nuestros

descendientes casi divinos?

A manera de conclusión tal como lo advierte Harari, no podemos predecir el futuro. Todas las situaciones hipotéticas que se han esbozado deben entenderse como posibilidades más que como profecías. Hoy nos encontramos al principio de la cuarta revolución industrial, mirando hacia delante y, más importante aún, en posesión de la capacidad de influir en su camino. Saber lo que se requiere para prosperar es una cosa; actuar sobre ella es otra. ¿A dónde conduce todo esto y cómo podemos prepararnos mejor?

Recordemos constantemente que todas estas nuevas tecnologías son, ante todo, herramientas hechas por las personas y para las personas, que se centren en la humanidad y la necesidad de servir al interés público, que las utilicemos para que nos lleve a todos hacia un desarrollo más sostenible.

Claramente los desafíos son tan enormes como convincentes son las oportunidades. Juntos debemos trabajar para convertir estos desafíos en oportunidades de una manera adecuada y proactiva, así como prepararnos para sus efectos y repercusiones. El mundo está cambiando rápido está hiperconectado, es cada vez más complejo y se está fragmentando paulatinamente; pero todavía podemos moldear nuestro futuro de manera tal que nos beneficie a todos.

Debemos dejar de pensar en formas compartimentadas cuando tomamos decisiones. Los desafíos están interconectados. Debemos hacer explícitos los valores y principios éticos que tienen que encarnar nuestros sistemas futuros. Desde la tolerancia y el respeto hasta el cuidado y la compasión. Debe tender al empoderamiento y la inclusión impulsadas por valores compartidos que los fomenten.

Muchas veces las Universidades hemos sido solamente proveedoras para el mercado laboral y hemos dejado que sea el sistema el que nos imponga las carreras de nuestra oferta educativa. Debemos tener muy en cuenta la necesidad y compromiso de que nuestros programas sean de calidad y pertinentes a la luz de nuestros principios y valores

fundamentados en la fe cristiana.

Frente a los desafíos planteados por los efectos del sistema económico, las universidades debemos ser conscientes de los esfuerzos que la ONU viene realizando en el marco de atender los problemas derivados de la pobreza, aceptar el llamado que se hace a los gobiernos y a las partes interesadas a reconocer las brechas que se han identificado, adoptar la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, que busca liberar a la humanidad de la pobreza, asegurar un planeta sano para las generaciones futuras y construir sociedades pacíficas e inclusivas como cimiento para garantizar vidas dignas para todos.

Este recorrido colectivo tiene el cometido principal de no dejar a nadie atrás. La Agenda 2030 es deliberadamente ambiciosa y trasformativa, con un conjunto de 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible integrados e indivisibles, y metas que nos guíen. Es crucial que esta agenda universal aplique para todos los países; incluso los más ricos todavía tienen que garantizar plenamente los derechos de la mujer, conquistar las desigualdades y salvaguardar el medio ambiente.

Martin Nowak profesor de matemáticas y biología de Harvard, nos recuerda que la cooperación es lo único que redimirá a la humanidad. Fomentemos un futuro que funcione para todos al poner a la gente de primero.

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