VENEZUELA-
(24/11/1977 – 24/11/2017)
Por César Henríquez-
Abya Yala en la década de los 70 estuvo marcada por crueles dictaduras- excepto Venezuela que se presentaba como el ejemplo de la ‘democracia’ en la región-, legitimadas desde el vecino del norte política, económica y teológicamente, minando estas tierras con torturas, desaparecidos, secuestros, violencia, muerte y terror. En la víspera de los 80 la Revolución Sandinista, resucitaba las esperanzas de lucha y transformación en los sectores de la izquierda no sólo latinoamericana, sino mundial. Nicaragua, cual David se enfrentaba al Goliat del Norte, quien logró evadir la piedra de la honda revolucionaria por medio de una guerra que terminó por neutralizar los procesos de transformación.
En ese contexto un grupo de cristianos y cristianas, provenientes de diversas tradiciones, deciden organizar un espacio que permitiera promover el ecumenismo en el país y en América Latina y además desarrollar acciones concretas de incidencia social a favor de las comunidades más desfavorecidas. De esta manera, el 24 de noviembre de 1977 se crea formalmente Acción Ecuménica como una respuesta de compromiso evangélico ante los diversos desafíos de liberación que presentaba la realidad latinoamericana de ese entonces.
Venezuela experimenta hoy una de las crisis más severas de toda su historia, las causas son diversas y los intereses hegemónicos del norte no han estado ausentes, como tampoco los de quienes ‘usan’ los proyectos emancipatorios nacionales para la acumulación personal de riqueza. A 40 años de la fundación de Acción Ecuménica nos encontramos en otro contexto, con nuevas realidades, preguntas y subjetividades, pero con los mismos desafíos de lucha a favor de la dignidad, la justicia, la convivencia y la construcción de Otro Mundo Posible, o como dicen los zapatistas “un mundo donde quepan muchos mundos”. El siglo XXI representa, hoy, el espacio temporal de nuestra existencia institucional; Abya Yala se nos devela como una región preñada de proyectos opuestos y contradictorios, de avances y retrocesos, donde la emancipación se torna compleja y confusa, lo que nos invita a huir de cualquier tipo de absolutización que neutralice o coopte la voz profética del Evangelio del cual pretendemos ser voceros.
Por nuestra institución han pasado y han contribuido durante estas cuatro décadas muchas mujeres y hombres comprometidos con la causa del Evangelio de Jesús de Nazaret, no sería posible mencionarlos a todos y a todas; además, siempre se corre el riesgo de olvidar involuntariamente a alguien. Pero consideramos, por un acto de justicia histórica e institucional, destacar el abnegado trabajo del Rev. Jochen Streiter, quien desde 1983 hasta 1993 se desempeñó como Coordinador General de AECU y gracias a su labor se lograron fundamentales avances y la consolidación de proyectos que permanecen hasta hoy. Incluso, después de su salida, ha continuado apoyando los diversos programas, por lo que en nombre de toda la institución le expresamos nuestra más sincera gratitud. Finalmente, después de 40 años de trabajo ininterrumpidos sólo nos resta decir: EBENEZER- Hasta aquí nos ayudo Dios (NdE)