PUERTO RICO-
Con el nombre de “RENACE, REVERDECE Y RECONSTRUYE” la Iglesia Metodista de Puerto Rico (IMPR) inicia en este nuevo año un proyecto amplio de reparación de hogares, reconstrucción de templos y ministerios de alcance social comunitario, luego del paso del huracán María.
El Rev. Hector F. Ortiz, cuenta que es posible gracias a una propuesta que la IMPR sometió a la agencia de manejo de desastres de la Iglesia Metodista Unida de los Estados Unidos conocida como United Methodist Committe on Relief (UMCOR) y a través de la cual recibieron un aporte de 3.6 millones anuales, renovables por tres años. “A dicha suma se añaden 500 mil dólares anuales por tres años dedicados a la reconstrucción de templos y programas de alcance social comunitario “outreach program”. También hemos recibido el apoyo decidido de Conferencias Anuales e Iglesias Locales de la Iglesia Metodista Unida en los Estados Unidos”, cuenta en las redes sociales.
Este gran proyecto de impacto social-comunitario y eclesial-congregacional será realizado por ReAce (Rehaciendo Comunidades con Esperanza), que es el principal ministerio de “santidad social” de la IMPR. La sede de este renovado ReAce estará en el segundo piso del edificio conferencial ubicado en Río Piedras.
“Siguiendo la ruta del huracán María y utilizando nuestros centros de retiro en Guardarraya, Patillas, Mameyes, Jayuya y Cumbres del Calvario en Arecibo cientos de grupos de “Early Response Team” y voluntarios en Misión de la Iglesia Metodista Unida de los Estados Unidos y de la Iglesia Metodista de Puerto Rico iniciarán los esfuerzos de reparación de hogares, reconstrucción de templos y actividades de impacto social comunitario. También trabajaremos en la zona metropolitana de San Juan y en la isla municipio de Vieqes”, dice.
A todo este gran esfuerzo denominacional se unen las 100 congregaciones metodistas que desde el primer día después de pasado el huracán María se tiraron a la calle a ayudar al pueblo.
“Nuestras congregaciones han sido comunidades de esperanza energizadas por el Espíritu Santo y el Cristo de la esperanza. Pastores, pastoras, ministros diaconales y el laicado metodista han estado en la calle trabajando en favor del pueblo. Somos parte de la solución que nuestro pueblo exige y necesita. Nuestro esfuerzo es tan pequeño como un grano de “mostaza” para la compleja y dura realidad que vive nuestro archipiélago borinqueño. Pero al igual que la parábola narrada por Jesús nuestra fe es como un grano de “mostaza” que el Cristo de Dios, Crucificado y Resucitado hará crecer”, enfatiza.