Valores de la tradición reformada para un mundo en crisis

MÉXICO

Por Leopoldo Cervantes-Ortiz

Coloquio “México: religión y sociedad. Perspectiva reformada”, Biblioteca Pública Gregorio Méndez, Villahermosa, Tabasco, 31 de enero, 2015

1- 500 años de los valores de la fe reformada

La fe de la reforma significa, en el marco de las iglesias reformadas, fe en la acción permanente, reformadora y renovadora de Dios. “Reforma” no encierra ya el mismo significado que en los movimientos reformistas medievales, es decir, el de la renovación de la iglesia como obra del hombre de buena voluntad, sino como obra de Dios en la historia. La reforma de Dios, sin embargo, como movimiento renovador de la fe, afecta al hombre en su totalidad, al individuo y su situación religiosa, social y política. Dada la íntima trabazón entre la iglesia y la sociedad no basta llevar a cabo una reforma de aquélla.[1]

Jürgen Moltmann, “La ética del calvinismo”

[1] J. Moltmann, “La ética del calvinismo”, en El experimento esperanza. Introducciones. Trad. de S. Vidal García y R. Velasco Beteta. Salamanca, Sígueme, 1976 (Verdad e imagen, 44), p. 99. Énfasis agregado.

Las palabras de quien es quizá el principal teólogo protestante de la actualidad resuenan en nuestros oídos como una voz necesariamente profética pues se curtió, literalmente, mediante la desgarradora experiencia de haber permanecido preso en un campo de concentración durante la Segunda Guerra Mundial. De allí surgiría una auténtica “teología de la esperanza” y la visión de un “Dios crucificado” que abriría nuevas brechas y trincheras de diálogo en la teología contemporánea.

Para las comunidades evangélicas y para las sociedades occidentales en general, es un verdadero y enorme desafío celebrar y experimentar las consecuencias y desafíos de las reformas religiosas del siglo XVI en México, un país que no acaba de aprender a paladear los beneficios de la modernidad, siempre postergada en tantos aspectos, desde la tan pospuesta civilidad democrática hasta la. Ante los cambios sociales y culturales de la actualidad, resulta urgente releer los elementos de la tradición reformada a fin de renovar la visión de dichas comunidades para responder adecuada y pertinentemente. Asimismo, se requiere un sólido y crítico análisis teológico del papel de las religiones en la sociedad mexicana.

Hace seis años, cuando celebramos los 500 años del nacimiento de quien consolidó y universalizó la fe reformada, el francés Juan Calvino, celebramos también el surgimiento de una nueva civilización.

 

  1. La tradición reformada como teología profética en acto y acción

 

[…] ¿cómo interpretaba el mundo el tipo ideal del calvinista puritano del siglo XVII? Respuesta: Dios es un ser omnipotente y omnisciente que ya sabe de antemano quiénes en este mundo se salvarán y quiénes están condenados a ser reos del fuego eterno; no podemos saber con certeza si estamos dentro de los predestinados a la salvación, pero sí podemos minimizar las señales externas que nos identificarían como predestinados a la condenación. Debemos trabajar en este mundo tanto para aliviar la angustia de nuestra posible condena, como para que los frutos de nuestro trabajo sirvan de ofrenda para glorificar al Señor. No podemos tener ningún tipo de contacto místico con Dios porque él es todo pureza y nosotros somos inmundos; tampoco podemos buscar la salvación mediante rituales mágicos como el de la Eucaristía, ni componendas de contador por partida doble de nuestros pecados y su absolución mediante sacramentos, a semejanza de como resuelve mágicamente tal problema el catolicismo. De ahí la primera nota definitoria derivada de la doctrina de la predestinación calvinista orientada hacia el ascetismo. Pero éste es “intramundano” (innerweltiche), porque reclama una acción dentro del mundo, y no un rechazo o una huida frente a él. Nuestra conducta debe ser la de trabajar mucho, ahorrar nuestras ganancias, y no gastarlas en bienes suntuarios o en lujos, porque eso podría ser una señal inequívoca de estar predestinados a la perdición. En todo caso, nuestros ahorros deben invertirse en obras que sirvan para honrar y enaltecer la gloria del Señor.[1]

Francisco Gil Villegas, “Max Weber y sus fuentes: historia de un argumento”

 

  1. Algunos aspectos críticos para el día de hoy

 

El católico posee la libertad trascendental, pero es esclavo del mundo. […] Hay pues, un desequilibrio entre el ideal a que se aspira y las exigencias que la realidad impone. El calvinista, por contra, es esclavo de la trascendentalidad, pero vive en el mundo: y gracias a su vivir intramundano y activo puede manumitirse del yugo predestinatorio. […] De parecida manera bien pudiera el protestantismo haber hecho del hombre un siervo de la allendidad, pero un amo y señor de la aquendidad.[2]

Juan A. Ortega y Medina, Reforma y modernidad

 

Dentro y fuera de las iglesias

En términos de la teoría política, ¿cómo se puede justificar teológicamente la evidente (y perniciosa) sobrerrepresentación masculina en las comunidades cristianas?

[1] F. Gil Villegas, “Max Weber y sus fuentes: historia de un argumento”, en La Gaceta del Fondo de Cultura Económica, núm. 390, julio de 2003, p. 14, www.fondodeculturaeconomica.com/subdirectorios_site/gacetas/jun_2003.pdf. Fragmento de la introducción a la nueva edición de Max Weber, La ética protestante y el espíritu del capitalismo. México, FCE, 2003, preparada por Gil Villegas. Énfasis adicional.

[2] J.A. Ortega y Medina, Reforma y modernidad. [1952] Ed. de Alicia Mayer. México, Instituto de Investigaciones Históricas/UNAM, 1999 (Historia general, 19), p. 160, nota 181. Énfasis agregado.

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