Nate provocó en Nicaragua grandes daños en infraestructura, en el suministro del fluido eléctrico y en el servicio de agua potable.. Foto: Bismarck Picado/ El Nuevo Diario.
NICARAGUA-
Por Trinidad Vázquez-
La tormenta Nate, que el domingo todavía mantenía alerta amarilla en Nicaragua, dejó a su paso decenas de ciudades sin energía y agua potable, 16 personas muertas, casi 30 mil personas afectadas y 5.953 viviendas con daños en 14 departamentos del país, según la vocera del Gobierno y vicepresidenta Rosario Murillo.
La población ha notado la ausencia del presidente Daniel Ortega en esta tragedia que se inició el miércoles 4 de octubre, Día de San Francisco de Asís, el fraile protector de la naturaleza. Esta tormenta también dejó 35 muertos en total en Costa Rica, Honduras y Nicaragua y cifras millonarias por daños en infraestructura en los tres países.
Cifras del gobierno de Nicaragua señalan que quedaron 6.848 familias afectadas en 682 comunidades y al momento permanecen 221 familias en albergues y se registran 24 casas derrumbadas, 32 mil semidestruidas o afectadas entre ellas dos iglesias. Se mantiene la alerta amarilla.
El departamento de Rivas, fronterizo con Costa Rica ha sido uno de los más afectados en el área de turismo al suspenderse las actividades turísticas y las reservaciones de decenas de hoteles en el balneario de Juan del Sur, golpeado duramente por el oleaje que sacó de servicio yates y botes de servicio para turistas. El gobierno anunció gestiones de financiamiento para que reinicien los negocios afectados.
Setenta obreros habilitaron este fin de semana la carretera Panamericana Sur donde se formó un enorme hueco por las corrientes que impidió la circulación desde el jueves, dijo el general en retiro Oscar Mojica, ministro de Transporte e Infraestructura.
Este lunes las clases se suspendieron en todos los niveles.
En la comunidad Casa Nueva, ubicada a 12 kilómetros al sur del Municipio El Jícaral en León, unas 165 viviendas aún se encuentran inundadas. Hasta el momento se reportan 235 familias afectadas.
“Se nos llenó de agua todito, nosotros necesitamos un helicóptero con comida, porque aquí nadie está trabajando ahorita, necesitamos que nos ayuden con pampers (pañales) para los niños y ropa porque la mayoría se perdió”, dijo al diario La Prensa, desconsolada, Leana Mercedes Parras, de 35 años.
“Hemos aguantado sed, hambre, ya no aguantamos”, dice Daysi Parra, de 54 años, llena de tristeza. Ante la dramática situación que viven familias damnificadas, la Cruz Roja anunció una colecta a partir del 9 octubre y algunas iglesias evangélicas también anunciaron que recolectarán alimentos y medicinas.