Sobre la situación de los Pueblos Originarios y en especial el Pueblo Mapuche en Argentina

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(CEPS)

ARGENTINA-

Hna. Miriam Beccar OFS-

“Entonces el SEÑOR dijo a Caín: ¿Dónde está tu hermano Abel? Y él respondió: No sé. ¿Soy yo acaso guardián de mi hermano?” (Gen 4, 9)

Ya en Mayo del 2007, nuestros pastores nos exhortaban en el Documento de Aparecida  (529-530) cual era nuestra tarea con respecto a la situación de los pueblos originarios en América Latina:

“Como discípulos de Jesucristo, encarnado en la vida de todos los pueblos descubrimos y reconocemos desde la fe las “semillas del Verbo” presentes en las tradiciones y culturas de los pueblos indígenas de América Latina. De ellos valoramos su profundo aprecio comunitario por la vida, presente en toda la creación, en la existencia cotidiana y en la milenaria experiencia religiosa, que dinamiza sus culturas, la que llega a su plenitud en la revelación del verdadero rostro de Dios por Jesucristo.

Como discípulos y misioneros al servicio de la vida, acompañamos a los pueblos indígenas y originarios en el fortalecimiento de sus identidades y organizaciones propias, la defensa del territorio, una educación intercultural bilingüe y la defensa de sus derechos. Nos comprometemos también a crear conciencia en la sociedad acerca de la realidad indígena y sus valores, a través de los medios de comunicación social y otros espacios de opinión. A partir de los principios del Evangelio apoyamos la denuncia de actitudes contrarias a la vida plena en nuestros pueblos originarios, y nos comprometemos a proseguir la obra de evangelización de los indígenas, así como a procurar los aprendizajes educativos y laborales con las transformaciones culturales que ello implica.” (1)

Es de conocimiento público el enorme conflicto que se ha vivido durante este último tiempo en las comunidades mapuches del Sur Argentino. Por muchos días estuvo en la agenda pública la cuestión mapuche con intentos de desalojos dónde la violencia es la protagonista. Para poder entender un poco lo que está sucediendo quiero hacer un recorrido sobre algunas cuestiones fundamentales sobre este tema.

La Encuesta Complementaria de los Pueblos Indígenas y el Encuentro Nacional de Organizaciones Territoriales de Pueblos Originarios (con un trabajo de relevamiento entre los años 2008 y 2013), arrojaron como resultado que en nuestro país hay al día de la fecha 38 naciones de pueblos originario (2). Y lejos de creer que están diseminados por el territorio argentino como esporádicamente, tienen una enorme presencia en diversas extensiones de nuestro país.

Con sus diferentes lenguas y estilos de vida, representan un presente que nos interpela. Todavía hoy en día en algunas escuelas se enseña a nuestros niños la historia de los pueblos originarios como una realidad que estaba y transcurría en el pasado, siendo que es una realidad de hoy, y no pocos adultos tenemos la idea de que realmente es así. A pesar de esto, lamentablemente en los últimos tiempos se hizo más notoria su presencia, no por la promoción de sus costumbres y su aporte cultural, si no por una seguidilla de conflictos lamentables que nos habla del desconocimiento y de la poca consideración que todavía tiene sus necesidades dentro de las decisiones que se toman a la hora de proponer la problemática dentro de la agenda nacional.

“Hoy como hace ciento cincuenta años la cuestión de los Pueblos Originarios y particularmente la del Pueblo Mapuche vuelve a estar en la agenda pública y en el debate ciudadano. Debate que desde las esferas de Estado, de algunos sectores de la sociedad y de ciertos medios de prensa está teñido de una profunda parcialidad, intentando manipular el escenario histórico con el objetivo de justificar determinados hechos y conductas, silenciando otros.” (3)

Y para este favorecimiento parcial y manipulado de la situación se ha llevado a criminalizar el accionar del pueblo mapuche con la identificación su lucha con grupos extremos de oscura procedencia, entre ellos el denominado Resistencia Ancestral Mapuche (RAM) para relativizar el reclamo y el derecho de los aborígenes a su pedido de reconocimiento de su territorio enmarcado en la ley 26.160 (4), que está próxima caducar.

Con el fin de aclarar quién es quién, la Confederación Mapuche de Neuquén (que reúne a más de 60 comunidades), la Coordinadora del Parlamento Pueblo Mapuche Chewelche en Río Negro (145 comunidades), los referentes de la Coordinadora del Parlamento del Pueblo Mapuche en Rio Negro (regiones Andina, Sur, Atlántica y Alto Valle) más un cúmulo de comunidades de distintos lugares del país; elaboraron un documento dónde se explica cuál es la postura de las comunidades mapuches del sur argentino con respecto a los actos de violencia que se le atribuían.

Con respecto a la aparición de la RAM -a la que definen como “un fantasma”- describen: “Hoy surge una expresión que se autotitula mapuche, que a través de comunicados y panfletos se responsabiliza de acciones directas, en ataques físicos y destrucciones materiales de supuestos ‘objetivos enemigos’, que de lo grotesco y evidente, que nada tiene que ver con  la lucidez y capacidad de resistencia cultural que ha tenido el pueblo mapuche en décadas de represión cultural”.

El texto propone la siguiente pregunta: “¿Cómo es posible que panfletos absurdos que reivindican violencia, agresiones físicas, incendios de bienes de trabajadores, de espacios públicos, sean propio de mapuche que se identifican con una historia gloriosa como la mapuche? ¿Cómo puede ser real los escritos de un llamado a la guerra o a declarar una ‘independencia’ en medio de una de las mayores pobrezas generada por un sistema o modelo opresor? ¿Cómo puede ser parte de un código mapuche incitar al animal represor, sabiendo que caerán familias o individuos inocentes e impedidos de defenderse ante maquinarias organizadas para golpear o matar, llegado el caso?”. Y sintetiza: ““No avalamos, no justificamos, no adherimos a ninguna RAM […]. El Pueblo Mapuche reivindica los derechos humanos y la no violencia como método”. (5)

Con este documento, los hermanos mapuches se desligan de ser parte de una resistencia armada que nada tiene que ver con su accionar durante años en el territorio.

Y es importante fijar la concepción de la idea de territorio, ya que este concepto no tiene que ver en sí con la idea generalizada del espacio material geográfico, sino que el proceso histórico es comprendido como parte inseparable del espacio geográfico; el territorio es concebido como un espacio socialmente construido a partir de la relación sociedad-naturaleza a lo largo de los procesos históricos que no siempre tienen que ver con las delimitaciones propias que proponen los Estados. Es por esto, que el “territorio” del pueblo Mapuche comprende tanto espacio geográfico de Chile como de Argentina. Por supuesto, a los fines de su convivencia como habitantes de cada país, son reconocidos como ciudadanos y les corresponde las generales de la ley. Por esto, a los habitantes de Argentina del Pueblo Mapuche la Ley 26.160 del año 2006 también los promueve en cuanto a su condición de pueblos originarios a ser respetados en sus derechos territoriales como lo garantiza la Constitución Nacional Argentina de 1994 que dice:

“-Reconocer la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas argentinos.

-Garantizar el respeto a su identidad y el derecho a una educación bilingüe e intercultural; reconocer la personería jurídica de sus comunidades, y la posesión y propiedad comunitarias de las tierras que tradicionalmente ocupan; y regular la entrega de otras aptas y suficientes para el desarrollo humano; ninguna de ellas será enajenable, transmisible, ni susceptible de gravámenes o embargos. Asegurar su participación en la gestión referida a sus recursos naturales y a los demás intereses que los afectan. Las provincias pueden ejercer concurrentemente estas atribuciones.” (6)

 

Lo anteriormente expuesto se pone en evidencia frente al problema del no reconocimiento de los pueblos y sus derechos al territorio. Muchas provincias todavía no han llevado a cabo el debido relevamiento territorial de las comunidades aborígenes que viven desde tiempos ancestrales en estos espacios geográficos, se estima que sólo el 48% lo ha llevado a cabo. Y la prórroga de la Ley 26.160 es la que garantizaría que estos relevamientos y regularizaría el reconocimiento de los territorios que las comunidades reclaman.

 

Al día de la fecha, la prórroga de la Ley tiene media sanción en el Senado Argentino con 62 votos a favor por 4 años más para que se lleve a cabo un serio relevamiento de los territorios a las comunidades aborígenes que le corresponden,  la emergencia en materia de posesión y propiedad de las tierras que tradicionalmente ocupan las comunidades indígenas originarias del país” y suspende “la ejecución de sentencias” (7). Todavía falta el tratamiento en cámara de diputados. Esperamos que nuestros representantes estén a la altura de las circunstancias que le reclama la historia en  la reparación histórica que la Constitución Nacional Argentina que da a los pueblos aborígenes.

Queridos hermanos, después de lo expuesto y como conclusión para la reflexión de nuestro papel como hermanos seglares franciscanos, les dejo las palabras que el Papa Francisco nos deja en su carta apostólica Laudato Si:

“… es indispensable prestar especial atención a las comunidades aborígenes con sus tradiciones culturales. No son una simple minoría entre otras, sino que deben convertirse en los principales interlocutores, sobre todo a la hora de avanzar en grandes proyectos que afecten sus espacios.

Para ellos, la tierra no es un bien económico, sino un don de Dios y de los antepasados que descansan en ella, un espacio sagrado con el cuál necesitan interactuar para sostener su identidad y sus valores. Cuando permanecen en sus territorios, son precisamente ellos quienes mejor los cuidad. Sin embargo, en diversas partes del mundo, son objeto de presiones para que abandonen sus tierras a fin de dejarlas libres para proyectos extractivos y agropecuarios que no prestan atención a la degradación de la naturaleza y la cultura.” (8)

“Comencemos hermanos, que hasta ahora poco y nada hemos hecho”

San Francisco de Asís

La Hna. Miriam Beccar OFS es Consejera Nacional de JPIC- OFS de Argentina

Fuente: http://pazybien.es

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