Reacciones ante la Guía Pastoral para una Perspectiva Evangélica y de Equidad del Concilio de Iglesias de Puerto Rico

PUERTO RICO-

Estos días se dio a conocer una Guía Pastoral denominada “para una Perspectiva Evangélica y de Equidad” del Concilio de Iglesias de Puerto Rico. El Concilio de Iglesias de Puerto Rico, que agrupa ocho denominaciones cristianas y dos iglesias cuyas constituciones acogen el principio ecuménico de unidad en la diversidad, el documento consensuado bajo el título también se opone al racismo, pero lo que despertó reacciones fue la inclusión del término “género”.

Ante las disímiles reacciones en redes sociales, dos personas involucradas en la realidad de la isla desde diferentes comunidades de fe, nos cuentan sus impresiones sobre este documento.

Juan F. Caraballo-Resto, Catedrático Auxiliar en Antropología de la Universidad de Puerto Rico, nos dice:

Para unxs, un excelente documento que se posiciona frente a un sector cristiano que entienden cómo “fundamentalista”. Para otrxs, un documento insuficiente, toda vez que las “guías” educan porque primero explican, ilustran, comparan, contrastan y ejemplifican; no solo resumen. 

En cualquier caso, dos cosas quedan claras, afirma:

1. El documento es un listado de los “greatest common agreements” a los que las denominaciones auspiciadoras del CIPR están dispuestxs a llegar en este momento. Ahí está la lista de los eslabones ideológicos de una parte importante de las iglesias protestantes del país. Nada más. Tampoco nada menos. 

2. Lejos de congratulaciones, este documento invita a seguir trabajando; no solo para que todo lo que se contiene en él retumbe con realismo en cada una de las congregaciones que el CIPR representa, sino para que la exclusión que su silencio traza respecto a las comunidades LGBTIQ+ quede un día superada. He ahí—en lo no dicho—que se contiene uno de los mayores retos eclesiales respecto a la equidad en este momento histórico.

En tanto Sarah González López, laica de la Pastoral de Mujeres y Justicia de Género, del Concilio Latinoamericano de Iglesias en Puerto Rico, analiza:

En la coyuntura que nos encontramos, no solo como país, sino a nivel internacional, la visibilidad de las agresiones sexuales, violaciones, feminicidios, trans-feminicidios y la violencia doméstica contra las mujeres, son motivos de reflexión y acción seria por distintos sectores de la sociedad. Manifestaciones del sector activista, cartas y cabildeo con la administración política de turno, pronunciamientos, artículos de periódico, comentarios cortos y no tan cortos en las redes sociales, entre otros esfuerzos, dieron como resultado órdenes ejecutivas, comités y nuevas leyes, que sin lugar a duda han provocado respuestas tanto de sectores conservadores como de los más liberales. Hay un ambiente que se percibe altamente polarizado en lo que respecta lo que significa e implica la perspectiva de género. El sector conservador la tilda de ideología capaz de incidir ilegalmente, en decisiones respecto de la sexualidad de menores de edad, que consideran son de carácter privado intrafamiliar. Las terapias de conversión sexuales y el aborto son los temas sensitivos. En vista de ello, se oponen férreamente a una educación estatal que adopte en sus currículos dicha perspectiva”.  

Afirma que la iglesia no ha estado al margen de tales polémicas. “Desde la perspectiva de la teología feminista y, por ende, con las herramientas de análisis que aporta la perspectiva de género, las mujeres, particularmente las que pertenecemos a las iglesias que componen el CLAI, lo hemos hecho desde distintos frentes de forma contundente”, aclara.

Acuerdo con algunas opiniones ya expresadas, que el mismo adolece de las características normativas de una guía. Particularmente, extraño pautas de acción específicas, así como el racional teológico/bíblico que sustenta cada afirmación. Pero el documento refleja también contradicciones internas que nos dejan más preguntas que respuestas.

En el inciso 5, rechaza contundentemente la violencia de género, sin percatarse que la afirmación binaria del 4, que afirma la igualdad y equidad en las relaciones hombre/mujer, violenta por exclusión, la realidad humana de las comunidades LGBTTIQ+. Niega así la sacralidad de sus vidas y atenta contra su dignidad, principios que ya se habían afirmado en el inciso 1 y 2.

Algunas afirmaciones también resultan muy abarcadoras, dice y, por lo tanto, difíciles de ejecutar con la celeridad esperada. Esto debido a la profundidad de los conceptos que contienen. Por ejemplo, al referirse al “cuidado, la protección, la salud integral” para la niñez, adolescentes y jóvenes, cualificar cada una de esas expresiones y transformarlas en un proyecto viable en cada una de las denominaciones, es extremadamente complejo. Igualmente, combatir la pobreza y la marginación requiere guías de acción específicas.

Pero, a pesar de que es un documento donde se percibe la diplomacia propia de nuestras instituciones de carácter ecuménico, que velan por mantener la unidad en la diversidad, hay que reconocer que nunca, el Concilio había conjugado en un documento, los principios de equidad y género con tal intencionalidad. Es un primer paso, necesario, que esperamos sirva para provocar el diálogo que tanto las mujeres hemos esperado, para aunar esfuerzos en la lucha contra todo tipo de violencia”, enfatiza.

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